En que consiste la economia colaborativa

por | marzo 18, 2023

Significado de la economía colaborativa

La economía colaborativa es un sistema socioeconómico en el que los consumidores comparten la creación, producción, distribución, comercio y consumo de bienes y servicios. Estos sistemas adoptan diversas formas, a menudo aprovechando las tecnologías de la información e Internet, en particular las plataformas digitales, para facilitar la distribución, el intercambio y la reutilización del exceso de capacidad en bienes y servicios[1].

Puede ser facilitado por organizaciones sin ánimo de lucro, normalmente basadas en el concepto de bibliotecas de préstamo de libros, en las que los bienes y servicios se proporcionan gratuitamente (o a veces por una modesta suscripción) o por entidades comerciales, en las que una empresa presta un servicio a los clientes con ánimo de lucro.

Dariusz Jemielniak y Aleksandra Przegalinska atribuyen al artículo académico de Marcus Felson y Joe L. Spaeth “Community Structure and Collaborative Consumption”, publicado en 1978[3], la acuñación del término economía colaborativa[4]: 6

El término “economía colaborativa” comenzó a aparecer en la época de la Gran Recesión, las tecnologías sociales y un creciente sentido de urgencia en torno al crecimiento de la población mundial y el agotamiento de los recursos. Lawrence Lessig fue posiblemente el primero en utilizar el término en 2008, aunque otros afirman que se desconoce su origen[5][6].

¿Qué es la economía colaborativa?

La economía colaborativa se caracteriza por tipos de sistemas, en particular: Consumo colaborativo: Los usuarios comercializan bienes y servicios en plataformas digitales que albergan una gran variedad de artículos que podemos comprar o por los que podemos hacer trueque.

¿Cuál es un ejemplo de economía colaborativa?

Las aplicaciones para compartir coche, las plataformas de crowdfunding, los servicios de alquiler de habitaciones y los mercados entre iguales son ejemplos de economías colaborativas.

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Ejemplos de economía colaborativa

Puede que la introducción de este artículo sea demasiado breve para resumir adecuadamente los puntos clave. Por favor, considere ampliar el lead para proporcionar una visión general accesible de todos los aspectos importantes del artículo. (Julio 2018)

El consumo colaborativo es el conjunto de aquellos sistemas de circulación de recursos en los que los consumidores tanto “obtienen” como “proporcionan”, temporal o permanentemente, recursos o servicios valiosos mediante la interacción directa con otros consumidores o a través de un mediador. A veces se asocia con el concepto de “economía colaborativa”[1][2] El consumo colaborativo no es nuevo; siempre ha existido (por ejemplo, en forma de mercadillos, reuniones de intercambio, ventas de garaje, ventas de maleteros de coches y tiendas de segunda mano)[3][4].

La primera explicación detallada del consumo colaborativo en la era moderna fue en un artículo de Marcus Felson y Joe L. Spaeth en 1978[6]. Ha recobrado un nuevo impulso gracias a la tecnología de la información, especialmente la Web 2.0, la tecnología móvil y los medios sociales[7].

Un estudio de junio de 2018,[8] que utilizó bibliometría y análisis de redes, analizó la evolución de la investigación académica sobre el consumo colaborativo, e identificó que esta expresión comenzó en 2010 con el libro de Botsman y Rogers (2010) What’s Mine is Yours: El auge del consumo colaborativo. Posteriormente, en 2014, aumentó el número de estudios publicados sobre el tema. Hay cuatro grupos de investigación 1) exploración y conceptualización del consumo colaborativo; 2) comportamiento del consumidor y empirismo del marketing; 3) mutualización y sistemas para compartir; 4) sostenibilidad en la economía colaborativa. El análisis sugiere que este último clúster estaba poco investigado en contraste con los otros tres, pero comenzó a aumentar en importancia después de 2017.

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Economía colaborativa

Uber, Airbnb y Snapgoods forman parte de lo que se ha dado en llamar economía colaborativa, un conjunto de actividades económicas realizadas a través de plataformas en línea, que permite a un individuo acceder al uso temporal de bienes o servicios.

Las transacciones en la economía colaborativa suelen implicar a particulares (las empresas no suelen participar) y no suponen un cambio en la propiedad de los bienes (a diferencia de lo que ocurre con el comercio online). Aunque el tamaño de la economía colaborativa es relativamente pequeño, con unos ingresos globales estimados por Price Waterhouse Cooper (PwC) en 15.000 millones de dólares en 2014, su crecimiento ha sido exponencial. PwC estima que el tamaño de la economía colaborativa alcanzaría los 335.000 millones de dólares en 2025.

La economía colaborativa ha generado mucho interés por su potencial para aumentar la eficiencia económica, ya que las plataformas reducen significativamente la gravedad de ciertos fallos del mercado. Una de las principales fricciones que reduce es el emparejamiento. Es decir, estas plataformas facilitan que los proveedores, o suministradores del bien o servicio, encuentren compradores y viceversa. También permite reducir los problemas de información asimétrica, mediante la introducción de un sistema de cualificación de proveedores y compradores. Además, se puede aumentar la competencia para facilitar la comparación de precios y productos.

En que consiste la economia colaborativa online

Es cierto que los términos “compartir” o “economía colaborativa” se están utilizando en exceso para englobar prácticamente cualquier cosa que se nos ocurra, y eso causa mucha confusión. Por ejemplo, muchas de las cosas que se incluyen en la economía colaborativa son lo que antes llamábamos simplemente “alquiler”. Ahora parece que cualquier negocio que se dirija a un consumidor de cualquier tipo se considera parte de la “economía colaborativa”. Sin embargo, esta cuestión se irá aclarando a medida que el mercado madure.

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La economía colaborativa es un sistema socioeconómico basado en compartir recursos humanos y físicos. Incluye la creación, producción, distribución, comercio y consumo compartidos de bienes y servicios por diferentes personas y organizaciones. Estos sistemas adoptan diversas formas, a menudo aprovechando las tecnologías de la información para dotar a particulares, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro y administraciones públicas de información que permita distribuir, compartir y reutilizar el exceso de capacidad en bienes y servicios. Una premisa común es que cuando se comparte información sobre bienes, el valor de éstos puede aumentar, para la empresa, para los particulares y para la comunidad.